Estoy leyendo el libro de una poeta joven, y es tan bueno que ni ganas tengo de deciros su nombre.
Si hallábamos peces comerciábamos con peces, próximos a un pez, vinculados al alimento, sólo aparentes, cedidos, olvidados, sólo la única forma de ser buenos, la única forma de referirse físicamente a la bondad, en la brevedad del arrepentimiento y la compensación de lo inmediato, en el desconocimiento de una desigualdad inesperada, donde dos peces iguales y muertos tuvieran la impureza de nuestros dedos en sus cuerpos, ya que no sabíamos ser préstamo ni duraderos, las manos alzadas de alimento a alimento, de premura a premura, sólo caducos, efectuados, bondadosos, comerciábamos y anulábamos.
Ana Hidalgo
Hallar una hendidura
Point de Lunettes, 2011.