Los cadáveres de las opciones tienen su propio cuerpo tembloroso que se aparece cuando hace frío, flotando en el agua. Tienen los ojos abiertos dentro del río.
Reducida a elegir, soy testigo de mis propios crímenes, de las mutilaciones de todo lo que no tuvo la oportunidad. Sólo en la duda lo infinito sigue siendo posible.
Si yo decidiera, ¿cómo librarme de esos fantasmas, cómo dejar de pensar en la muerte, la muerte, la muerte de las posibilidades?