blog de Jorge Díaz Martínez

jueves, 25 de noviembre de 2021

Escribiendo mandalas en la revista: secretOlivo, por Joaquín Carmona



El poeta y narrador Joaquín Carmona le dedica esta reseña a Escribiendo mandalas en la revista secretOlivo.

Podéis leerla en este link:


A continuación, os copio aquí la reseña íntegra:
ESCRIBIENDO MANDALAS
POR JOAQUÍN CARMONA RODRÍGUEZ
ESCRITOR Y DOCTOR EN TEORÍA DE LA LITERATURA.

De las relaciones entre el macrocosmos ―entendido como la universalidad de la energía y la materia― y el microcosmos ―entendido como el universo a escala que encarna cada ser humano― saltan como chispas, como esquirlas, también como gotas de agua los versos que componen este laborioso, meditabundo y expansivo Escribiendo mandalas, el último poemario ―hasta el momento― de Jorge Díaz Martínez.

Lo sacro y lo profano, tomado el primer concepto como lo arcano, esa “entraña del mundo” que señala Herman Hesse en una de las citas que encabezan el libro, y el segundo como lo material, lo físico y hasta la reificación de ciertas intuiciones, se entrelazan figurativamente en un ejercicio de versificación cuidadosamente dispuesto sobre una atenta observación que bascula entre lo concéntrico y lo proyectivo.

Afirma el propio autor en una de las notas introductorias que una de sus intenciones es la composición de un “pequeño e imperfecto glasperlenspiel”, ese utópico ejercicio intelectual formulado por Hesse como combinación de códigos semióticos dispares que en Escribiendo mandalas no es ajena a cierta matematicidad en su correspondencia de atributos y estructuras entre entidades abstractas y sus símbolos.

El juego de abalorios hessiano, englobador de todos los asuntos y valores concernientes a la cultura, y asociado a un advenimiento de unificación espiritual y temporal, se reproduce en este poemario en breves ráfagas que van de la esperanzada creencia en la realización: “El dibujo se convirtió en escritura. / El trazo halló su instrumento” a la constatación de la imposibilidad de obtener una victoria en ese juego: “Sé que / me moriré / sin haber leído todo / lo que merece la pena leer”, puesto que el artefacto, el proyecto, conscientemente imperfecto, es mera materialidad profana, mientras que lo sacro se halla inscrito en su propio círculo, en “el centro mismo” referido por Hesse: “Entre la luz que inunda con su alegría / y el amanecer de la crueldad del hombre, / el sol, como una moneda en el aire.”

Los mandalas llevados al verso por Jorge Díaz Martínez revelan además evocaciones junguianas. El psicólogo suizo, también citado en la introducción del libro, estudió la universalidad de estas representaciones simbólicas y espirituales, considerándolas manifestaciones del inconsciente colectivo en cuyo centro figuraría el arquetipo central, la totalidad del individuo como unidad indivisible.

Estas reminiscencias aparecen textualizadas en el poema número 9, en el que el mismo Jung se nos muestra dibujando mandalas en “Una casa en el bosque, / cerca de un lago”. Esta “casa de piedra, cerca del agua”, este lugar “donde los difuntos reciben discursos / y las leyes del azar se clasifican”, funciona no solo como referencia, sino también, en un ejercicio de extraversión literaria, como centro mismo del poema, centro del mandala y sí-mismo del libro, convertido, como poemario y como objeto, en “una estancia que alberga sus propios sueños”.

Y es que la dimensión objetual de Escribiendo mandalas, primorosamente enriquecida tanto estética como conceptualmente por las ilustraciones de María Ortega Estepa, resulta imposible pasar por alto. Toda la complejidad estructural, la diversidad de órganos que componen este poemario, se condensa a la perfección en la longitud y la latitud de este atlas entre cuyas tapas se encierra artesanalmente el testimonio de un espíritu colectivo y otro individual.

El libro-objeto funciona como mediador funcional. Los versos que contiene, de evidente cuidado sensorial, adheridos a la musicalidad de su sonido, consiguen unificarse racionalmente al encarnarse en el papel, en la materialidad de esta edición de orfebrería.

Escribiendo mandalas, como los buenos libros de poesía, puede ser abierto por cualquier página para dejarse llevar en cada poema por su juego de intuiciones, de alusiones y elusiones: (Las palabras / un instrumento: sirven para ocultar / o descubrir). La lupa de Díaz Martínez se aleja y se acerca, y vuelve a distanciarse y a aproximarse movida por una música circular, sin principio ni fin. Pues el universo es un fractal, una sinécdoque, el todo está en la parte y en la parte está el todo.


(Ediciones En Huida, Sevilla, 2021.)