La sociedad, la cultura en que vivimos, fomenta y exige que el estudiante se oriente hacia el logro de un empleo y de la seguridad física. Esta ha sido la constante presión de todas las sociedades: la carrera está en primer lugar, y todo lo demás es secundario. O sea, primero el dinero, y segundo, los complejos aspectos de nuestra vida diaria. Nosotros estamos tratando de alterar este proceso, porque el hombre no puede ser feliz con dinero solamente. Cuando el dinero se vuelve el factor dominante en la vida, existe un desequilibrio en nuestra actividad cotidiana. (...)
Como nuestra educación consiste fundamentalmente en la adquisición de conocimientos, nos está volviendo más y más mecánicos; nuestras mentes están funcionando a lo largo de surcos estrechos, ya sea científico, filosófico, religioso, profesional o tecnológico el conocimiento que estamos adquiriendo. Nuestro modo de vivir, tanto en el hogar como fuera de él, y nuestra especialización en una carrera particular, están volviendo nuestras mentes cada vez más estrechas, limitadas e incompletas. Todo esto conduce a un estilo mecánico de vida, a una estandarización mental; y así, poco a poco el Estado, hasta un Estado democrático, dicta e impone lo que debemos ser. Naturalmente, la mayoría de las personas reflexivas se da cuenta de esto, pero por desgracia parece aceptarlo y vive con ello. De modo que esto se ha vuelto un peligro para la libertad.
Krishnamurti
Cartas a las escuelas
Edhasa, 1984