Reseña publicada en Cuadernos del Sur, del Diario Córdoba.
https://www.diariocordoba.com/cuadernos-del-sur/2024/10/26/madre-futbolista-110413849.html
Pablo García Casado
LA MADRE DEL FUTBOLISTA
Visor Libros, 2022
Por Jorge Díaz
Martínez
En una antigua
entrevista, Pablo García Casado declaraba no disponer del músculo necesario
para escribir narrativa. Años después, el poeta, tantas veces acusado de
excesivo prosaísmo ―su poesía siempre ha levantado ampollas y envidias―, ha
terminado por darle el gusto a sus críticos, demostrando al mismo tiempo que no
llevaban razón. Su primera novela, La madre del futbolista, está lejos
de incurrir en los vicios estilísticos en los que suelen caer los poetas metidos
a novelistas. Cierto que su poesía ya venía depurada de retóricas manidas ―en
favor de una sintaxis cuasi cinematográfica― e incluso que esta novela bien
podría interpretarse como un poema expandido ―a partir de unos versos anteriores―, pero aquí
el escritor mete un cambio de marchas diferencial: una prosa rasante que
no se separa un centímetro del suelo, sin insomnes monólogos de interior ni
intrincadas figuras de expresión, llevada con suavidad por un narrador
omnisciente, pero no del todo ausente, que se asoma en incisivos adjetivos e
integra en su textura la mirada de los protagonistas, a quienes conocemos ―un poco al
modo del iceberg de Hemingway― a partir de sus acciones objetivas y puntuales
diálogos de clase media baja.
La obra
recolecta las principales obsesiones que el autor ha ido diseminando en sus poemarios:
el decorado humano de las urbanizaciones de extrarradio ―símbolo de los márgenes del canon literario
y del canon social― en Las afueras
(1997); los viajes de carretera y «ese niño de 11 años que descubre a su mamá/
en un vídeo acompañada de otros hombres» en El mapa de América (2001); la
precariedad económica en Dinero (2007); las cuestiones parentales en García
(2015) y el submundo de la pornografía en La cámara te quiere (2019);
además de su conocida afición futbolística.
Citándolo de
nuevo, la vida que nos muestra es la de «un telefilme de bajo presupuesto» donde la
progenitora que da título a la obra escapa como puede de unas turbias
relaciones familiares, laborales y conyugales, donde la amistad se cimenta en
base monetaria y una chapucera productora pornográfica comparte página con
corruptelas político-inmobiliarias. En este entorno opresivo, la madre protagonista
sobrevive a contrapelo con la mayor dignidad asequible, sin pájaros en la
cabeza ni más preocupaciones que llenar la nevera. Sus breves lapsos de alivio
coinciden, curiosamente, con el ambiente sórdido del sobresueldo erótico al que
tanto sus apuros económicos como su necesidad de salirse del tiesto la empujan.