De derecha a izquierda: Rafael Espejo, Xavier Guillén y Jorge Díaz. Barcelona, otoño de 2007.
La foto es digital, aunque no lo parezca, sobre todo por nuestra pinta analógica, subproducto de una película quinqui o un vídeo en blanco y negro de Serrat. Los detalles importan, como el abrazo tácito que nos damos, nuestra mirada al unísono en la fotógrafa y eso que nos traemos entre manos. Sin mencionar la dicha que nos ha juntado ahí, en un piso del eixample a celebrar, de entre todas las nuestras, una noche de fiesta inmemorial. Y qué guapos estábamos, sin saberlo, todavía dispuestos en cualquier momento, todavía el calorcito del verano en la piel, invulnerables, sonámbulos, usando la misma ropa desde hacía años.